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Harina La Guajira2 hace referencia al campo: tanto ignorante como ignorado. El campo es comúnmente poco educado, altamente explosivo y poco comprendido por las clases aristocráticas o las “educadas”. El campo conforma la base de toda Revolución e, incluso, las grandes batallas no se dan en las ciudades, sino en el campo, y son llevadas a cabo por el campesinado en forma de guerra de guerrillas.

A través de discursos populistas, es fácil ganarse a una población que, por razones diversas, son ignorantes: falta de acceso a educación, comunicación, recursos o alimentación. Pero más importante aún es el sentirse ignorados por las mismas autoridades que prometieron escucharlas: el “No taxation without representation” de los colonos americanos señala con acierto que las autoridades no están para exigirle a los ciudadanos, sino que los ciudadanos son quienes están para exigir a los gobernantes seguridad y administración de justicia sin favoritismos.

Cosa importante de mencionar es que el pueblo, al igual que la harina, es altamente inflamable y explosiva, y con un chispazo accidental pequeño es capaz de incendiar todo el molino. Ahora, mantener al pueblo con sueldos exiguos y cada vez menos poder adquisitivo es equivalente a que la aristocracia y los gobiernos les prendan fuego, sin la necesidad de discursos políticos. Simplemente la vida de la mayoría es insostenible por la negligencia de las clases altas.

Lamentablemente, el pueblo es el más manipulable, no tanto por ser ignorante —situación que no es su culpa— ni por las condiciones económicas —pues el pueblo no se refiere necesariamente al estatus económico—, sino por ese sentimiento de que se lo ha dejado a un lado.

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