
Azúcar “El Esplendor” hace referencia a la aristocracia que, por miedo a perder su estilo de vida acomodado y refinado, se hace de la vista gorda tanto para actuar frente a los problemas sociales, como para buscar evitar una Revolución de la que son plenamente conscientes. “Se dice que está será la chispa que hará estallar la revolución”, explicaba con gravedad don Antonio Rivas Mercado a Matilde. No necesariamente están a favor del régimen anterior, pero no están del todo en contra porque su fortuna se hace bajo las condiciones impuestas por el gobierno.
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“Me siento herido. Una parte del país se alzó en armas para derribarme y la otra se cruzó de brazos para verme caer. Las dos me eran deudoras de una porción de cosas”.
Porfirio Díaz Mori
Muchos de los aristócratas huyen de la revolución tratando de salvar su riqueza, como José María Bosch Lamarque, quien fuera gerente y vicepresidente de Bacardí, además de ser esposo de Enriqueta Schueg Bacardí (una de las herederas de la marca). Bosch, hastiado de la dictadura de Batista, apoyó a Fidel Castro, pero, al ver el giro radical de la revolución, registró todas las marcas de Bacardí fuera de Cuba. Los que se quedan pierden su riqueza tarde o temprano gracias a que las revoluciones se encargan de generar un conflicto, muchas veces inexistente, entre la aristocracia y las masas. De cualquier manera, la pérdida de capital se torna inevitable.
Aclaración sobre el gráfico. El empaque es de plástico transparente con azúcar refinada haciendo alusión al refinamiento aristocrático. La marca “El Esplendor” hace referencia a la autobiografía del príncipe Yusúpov, El esplendor perdido. De ahí que haya un agujero en la bolsa por donde se sale el azúcar —capital que sale de los países en procesos revolucionarios—. Incluye los nombres de los aristócratas y un eslogan que dicta “la dulce vida”, haciendo referencia a los lujos de la aristocracia antes de la revolución. La cantidad coincide con el año de la declaración de independencia de Estados Unidos.
