Sin caber plenamente en la etiqueta de artista, artesana o diseñadora, esta creadora guatemalteca de espacios y objetos une hilos sueltos para conectar materiales, historias y personas. Como un ritual que disipa el tiempo, su obra nos adentra por un camino ingrávido y el paraíso que evoca termina por condensarse en una palabra.1
Formas Nómadas (FN): Desde 2017, Estefanía de Ros dirige junto con su socio, Gustavo Quintana, el estudio Agnes, cuyos principios desafían los márgenes del arte, la artesanía y el diseño. A propósito de esta exploración, ¿cómo te defines, Estefanía: como artista, artesana o diseñadora?
Estefanía de Ros (ER): Es una buena pregunta. Creo que me defino como alguien curiosa que busca crear. Encuentro materiales, historias y personas para empezar a hacer cosas. Trato de escribir historias: todas las aristas se unen para crear un objeto.
FN: ¿Cuáles son las diferencias? Es decir, ¿dónde termina la artesanía y dónde comienza el diseño?
ER: Yo creo que la artesanía es una forma tradicional de crear objetos con las manos. Una artesanía responde al arte de hacer y hay algo muy interesante: tienes la mente conectada con tus manos y estás creando algo que, al final, provocará una conexión con el material. En el diseño, por el contrario, se proyecta cómo los objetos van a funcionar, es decir, cómo van a ser útiles: agarras una idea y la plasmas en algo. Lo interesante es cuando el diseño y la artesanía se unen.
Imagen 1: Lana chair.
FN: He visto que una de las tendencias, desde hace tiempo, ha sido retomar la tradición —o, mejor dicho, lo vernáculo— en el diseño: materiales, formas, procesos de fabricación. ¿Qué lectura le das a esa tendencia?
ER: Yo creo que es importante hacerlo, pero debe ser desde una perspectiva coherente y respetuosa. No puedes llegar a trabajar con artesanos sin tener realmente conciencia de lo que eso significa. Los métodos tradicionales son importantes porque respetan el ambiente. Son procesos que conectan a la materia con las personas, y crean cosas hermosas. Siento que no hay que dejar eso. Yo respeto mucho esas técnicas, las admiro y es algo que quisiera promover siempre. Creo que es importante ver atrás y reconocer las cosas que las personas han hecho: de dónde viene su trabajo, cómo ha sido. Hay un punto en que podemos seguir co-creando.
No sé si eso responde a tu pregunta…
FN: Sí, eso responde a esta necesidad de cuestionar ciertos parámetros actuales, por ejemplo: la producción en serie, la excesiva estandarización de muchas cosas…
ER: Hay que entender que la artesanía nunca va a ser algo en serie. La artesanía tiene muchas capas: lo social, lo material, lo cultural. Mi maestra y mentora, Patricia Johnson, ha colaborado con muchos gobiernos —Haití, México, Canadá, algunos países de África— para trabajar la artesanía de forma coherente y que les permita a las comunidades tener las herramientas para ser creativos. Es una manera de co-crear, una relación simbiótica. Por muchas razones, como la globalización, estas técnicas se están perdiendo.
FN: Me llama la atención que, en una de las publicaciones de la cuenta de Instagram de Agnes comentaron sobre la búsqueda de una utopía post-humanista. ¿Cómo ubicas a los objetos y espacios que diseñas en esa utopía?
ER: En el estudio Agnes, ideo con Gustavo búsquedas constantes. En nuestra primera colección, inspirada en las técnicas tradicionales de Guatemala, además de la arquitectura y los objetos precolombinos, pensamos cómo podíamos comenzar a crear algo. Con Marcelino, un escultor de Atitlán, estuvimos trabajando para crear una pieza que fuera como un ritual. Empezamos a hacer conexiones: pensamos en las piedras de moler, que tienen tres patas y que, en el Popol Vuh, significan los tres reinos. Fue como si trajéramos esos elementos a algo contemporáneo. Esa es la utopía: imaginarnos cómo estos elementos hubieran podido existir ahora en una casa.
Todos los objetos son diferentes. Cada uno tiene su propia historia y se desarrolla de manera diferente: puede que comience por la persona con quien estamos trabajando o con el material de que está hecho. Más o menos, así es como tratamos de integrar las referencias para crear algo.
Imagen 2: Mesa Altar.
FN: Si tuvieras que sintetizar en tres conceptos a esa utopía post-humanista, ¿cuáles serían?
ER: Yo no lo veo como una utopía, yo lo veo más cómo estos objetos están existiendo y cómo traemos los rituales, la piedra volcánica. Por ejemplo, en Atitlán es muy común esa piedra y los escultores llevan muchos años con esa tradición. Te diría, en todo caso, que la utopía es regresar a los materiales naturales. Creo que cada objeto hecho a mano tiene algo especial, algo imaginativo. Tal vez mi utopía también podría ser transmitir lo humano a los objetos. No me identifico con las máquinas. Mi utopía sería volver a un proceso natural: volver a las tradiciones que respetan el ambiente y a la idea de los rituales que antes teníamos. En la última colección, por ejemplo, Gustavo y yo remitimos a los objetos de buena suerte.
Imagen 3: Cósmico cabinet, de la colección Amuletos.
FN: Siguiendo la recomendación de Octavio Paz, en esta revista siempre le preguntamos a las personas creativas por su noción de paraíso. Ésta no será la excepción: ¿cuál es tu paraíso?
ER: Je. ¡Qué buena pregunta! Nunca lo había pensado. Déjame ver… [ríe nerviosamente]. Siento que… [hay un silencio largo]. No, esa pregunta no la puedo contestar. [Vuelve a reír: acaso intuye que la pregunta regresará en algún momento].
FN: Una pregunta difícil. Tu proceso creativo parece tener mucha experimentación en cuanto a materiales, formas, composiciones. Y la experimentación siempre nos lleva por muchos caminos: a veces unos nos gustan y otros no. En tu caso, ¿cómo defines cuando el resultado de un experimento te gusta y cuando no? ¿Interviene la belleza en esa decisión?
ER: Esa es una buena pregunta. Yo creo que el experimento te conduce a errores y puedes encontrar algo lindo en eso. Cuando alguien se abre a que su proceso no sea lineal se vuelve un viaje. Es como la vida: estás abierta a lo que venga, a experimentar y hay veces que vas a encontrar momentos en que dices: “guau”. Por ejemplo, ahora a la cerámica le puse otro esmalte y salió de otro color…y puede ser algo muy bello. O tal vez no es bello, pero hay algo que está interesante o que te despertó algo. Si algo me gusta, es muy intuitivo. Me da cierta emoción.
FN: En este segundo número de la revista Formas Nómadas, tratamos el tema de la belleza y la fealdad, dos elementos con que llevamos toda la historia dialogando: se complementan y uno no existe sin el otro. Difícilmente podemos dialogar sobre uno sin que el otro también esté presente. La pregunta es: ¿persigues la belleza? Y en su caso, la parte complementaria de la pregunta: ¿te preocupa particularmente escapar de la fealdad?
ER: Un amigo hace poco me dijo: “tú haces cosas muy cute”. Pero, cuando creamos, ni Gustavo ni yo estamos pensando en hacer un objeto hermoso, sólo es algo que ocurre: estamos tratando de crear una historia y eso es lo que sale. Eso sí: diseño cosas que a mí me gustan o que yo tendría, pero no necesariamente estoy pensando en un elemento estético. Si hay belleza en lo que hago, es porque se dio. Hay gente que lo puede ver bello y gente que no.
Ahora, ¿escapo de la fealdad? ¿Qué es lo feo? Alguien hace poco también me preguntó si yo tendría algo feo en mi casa. Yo me pregunto: ¿qué es lo feo? La cama de mi abuela, que está en mi casa, alguien la puede ver fea; pero, para mí, tiene otro significado. Creo que es muy subjetivo. Sí, me gustan los espacios estructurados y no me gusta el desorden; pero, más allá de eso, no entiendo lo feo. ¿Quién dice qué es lo feo? Creo que en todo hay belleza.
Imagen 4: Credenza Códice.
FN: Claro. Creo que, si algo es genuino, es bello.
ER: Sí, eso es cierto.
FN: Por ejemplo: la artesanía es genuina y, por ser genuina (por responder a sus propias reglas), se vuelve bella. Responder o llenar un sistema lo hace bella. Creo que allí radica la belleza de lo vernáculo.
En particular, me sentí muy conmovido por la introducción de tu tesis de maestría. Me parece que es un párrafo sutil, muy introspectivo, pero, a la vez, con mucha fuerza: “me escondí tras las cortinas, simulando ser invisible”. Cuántas veces hicimos eso de niños.
Todo eso me remite a otra cosa que, en un video para la Universidad de Rhode Island,2 comentas sobre tu proceso de diseño, en que mezclas ideas, memorias y diálogos. ¿De qué forma convergen estos tres elementos en tu proceso creativo y se convierten en un concepto?
ER: Como te había dicho, creo que se puede empezar por cualquier elemento: la historia que quiero contar o el encuentro con un material que me llamó la atención. Las cosas resuenan. Es difícil explicar, pero todo se va dando. Puedo empezar por una persona: “tuvimos esta conversación y se me ocurrió esta historia”. Todos los procesos son diferentes, pero la historia va de la mano con la forma y con el material. Como el ejemplo de las cortinas: mi mamá y mi tía trabajaban con artesanos; tenían una fábrica de textiles. Yo iba de pequeña. Había telares e hilos. Allí hacían las cortinas que yo tenía en mi casa. Un día, al ver algunas fotos, noté las cortinas y dije: “ya no las he visto, ya no las están haciendo”. Cuando estaba haciendo mi tesis, el hecho de reflexionar sobre mi historia me hizo pensar por qué ya no las estaban haciendo. Estaba interesada justamente en el hilo. No sé, son cosas que pasan. Vas conectando las ideas y los materiales.
Imagen 5: Loose threads, cortinas fabricadas con técnicas tradicionales de Guatemala.
FN: Veo, de igual forma, una inspiración en lo natural: lo que no ha alterado el humano, que, en buena medida, coincide con lo del post-humanismo. Al trabajar con lo natural, con cosas no industrializadas, siempre hay un grado de imperfección y de azar. ¿Qué tanto le das un espacio al azar en el proceso y en la ejecución? ¿Hay que controlarlo poniéndole reglas?
ER: Yo creo que son dos cosas diferentes. En el estudio de Agnes vendemos muebles que tienen cierto azar, como en el tallado de las piezas: no tienen que ser todas iguales. Lo mismo sucede con la lana: obviamente los clientes saben que no va a ser una cosa perfecta. La piedra, asimismo, tiene nudos. Se entiende que no es perfecto. Está hecho a mano y todos estos objetos tienen esa belleza que presenta imperfecciones.
En la cerámica y en los textiles yo me abro aún más a este proceso. Pero, de nuevo, siento que son cosas diferentes. Junto con Gustavo, lo he estado tratando de llevar a cabo en el estudio. Cuando hicimos lo de los amuletos, nosotros fabricamos las piezas de cerámica. Hicimos los esmaltes y no salieron perfectos: aunque no salieron como queríamos, se vieron bien. Me encantaría tener más esta parte de experimentación, pero también sé que Agnes es un estudio de diseño y artesanía, que tiene que responder a una lógica.
A pesar de eso, ahora en Agnes hicimos una banca de latas comprimidas. Fue algo específico. A Gustavo y a mí nos encanta la experimentación y que no todo sea igual. Hay que buscar esas oportunidades.
Imagen 6: Detalle del acabado de la mesa auxiliar Códice.
FN: En este proceso creativo, queda muy claro que el material tiene casi la misma importancia que la forma: ¿qué aporta el material a tus obras?
ER: Aporta todo: es súper importante el material. Todo está en proporción con algo. Es importante saber qué material estás usando, quién lo está trabajando, cómo lo está trabajando, de dónde viene. Creo que es tan importante como las personas que lo hacen y su historia. No siento que haya una jerarquía.
FN: He notado que muchos elementos de los objetos que diseñas vienen en tercias: silla Stelea, mesa Altar (en sus diferentes versiones), mesa Cairn, credenza Códice, sillón y mesa de colección Amuletos. ¿Hay alguna intención detrás de eso?
ER: Sí, el número tres en el Popol Vuh y en la cosmogonía precolombina significa los tres reinos. Si te has dado cuenta, la cerámica precolombina siempre tiene tres apoyos, además de tender a lo redondo. El círculo es muy importante para mis diseños. Ahora estoy involucrada en la astrología también. Hay muchas conexiones.
Imagen 7: Mesa Constelaciones.
FN: Hilos sueltos 3 nos remite a una historia aún sin terminar o, cuando menos, a cosas no acabadas. A lo largo de tu obra, ¿cómo consideras que has evolucionado y qué ha provocado ese tránsito? ¿Qué ha motivado tus evoluciones?
ER: Me ha motivado siempre querer seguir creando. Es una búsqueda. Tengo la necesidad de seguir conociendo. Empecé en algún lugar y cada cosa me ha llevado a otra. Una curiosidad lleva a otra. Voy aprendiendo. Hilos sueltos me dio un montón de tiempo para entender ciertos patrones e intereses. Justamente hice una publicación hoy porque vi mi tesis la semana pasada. Estaba pensando: “¿cuál es mi práctica? ¿Qué es lo importante?”. Creo que ese tiempo fue una buena base para analizar mi proceso de trabajo y para darme la oportunidad de crear. Hoy uso esas mismas bases en otros contextos, aunque siempre son los mismos intereses: colaborar con las personas, el material que usamos, la historia que quiero contar.
Mi tesis significó darme la libertad de experimentar, además de entender los materiales, aprender de otras personas, aprender de mi maestra, que me enseñó muchísimo y que me abrió los ojos a cosas que nunca me había preguntado sobre la colaboración con artesanos. Creo que nunca voy a terminar de aprender.
¡Oye, pero no sé si te estoy respondiendo tus preguntas! Jaja.
FN: ¡Claro que sí! Finalmente, lo importante es el diálogo.
ER: Sí.
FN: Para terminar, quisiera preguntarte una última cosa: ¿cuál es tu paraíso?
ER: ¡Ay no! [Ríe]. Ahhhh…no sé…no sé cuál es mi paraíso. [Después de una de esas pausas breves, en que la reflexión de toda una vida parece agolparse en sólo tres segundos, responde]. Creo que la paz es mi paraíso…
- Para ver con más detalle el trabajo del estudio Agnes, puede consultarse su cuenta de Instagram [@agnesstudio.co] o su página de internet [dar clic aquí]. ↩︎
- Consúltese el video en Youtube [dar clic aquí]. ↩︎
- Estefanía de Ros, Loose threads / Hilos sueltos, tesis, Providence, Rhode Island School of Design, 2021. [Consúltese dando clic aquí]. ↩︎
Nota: todas las fotografías, incluida la de la portada, son propiedad del estudio Agnes y fueron proporcionadas por Estefanía de Ros con la finalidad de ilustrar el texto.