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Lo material

Cinco imanes souvenirs en el refrigerador muestran algunas de las pérdidas materiales causadas por las revoluciones.

Estados Unidos festeja el motín del té, en que los colonos americanos lanzaron el té de tres buques británicos, causando pérdidas económicas a sus negocios.

En Francia, los republicanos tomaron la bastilla para hacerse de pólvora y armas, liberar a los siete cautivos que había en la prisión y asesinar al alcalde Bernard-René de Launay, quien había rendido la fortaleza para evitar la muerte de la guarnición, compuesta de soldados inválidos, que custodiaba la fortaleza.

México perdió lo que hubiera sido el Palacio Legislativo: un recinto neoclásico magnífico proyectado por el arquitecto francés Émile Bénard. La obra, ya avanzada, se detuvo por el estallido de la revolución maderista, dejando la estructura de hierro de dos alas laterales y la cúpula. Tiempo después, el arquitecto Carlos Obregón Santacilia aprovechó la estructura de la cúpula para hacer un monumento que no es ni la fracción de lo que pudo haber sido el Palacio Legislativo.

El Tsárskoie Seló fue el palacio donde se hizo prisionero al zar Nicolás II y su familia antes de ser trasladados a casa Ipatiev, donde fueron cruelmente asesinados. El palacio sigue en pie.

El edificio Bacardí es una obra Art Decó magnífica que en su momento fue la más alta de la Habana y símbolo de modernidad y riqueza de la nación caribeña. El triunfo de la revolución y las leyes de nacionalización llevadas a cabo por los socialistas ahuyentaron a varias empresas de Cuba, incluida la familia Bacardí, quienes, por precaución, ya habían trasladado sus operaciones a Bahamas y a México, perdiendo sólo bienes materiales sin perder su empresa.

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