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Arte, resistencia e identidad desde las zonas extractivas: el caso de Inmersión en la Mapu

María José Bello Navarro

La protesta social toma muchas formas: una marcha, un performance, una instalación audiovisual. Con el tiempo, el activismo no sólo ha complejizado sus mecanismos; también ha fomentado una lectura transversal de las resistencias frente al poder y la modernidad. Por medio de la obra Inmersión en la Mapu, una académica reflexiona sobre la ecología, el feminismo y el derecho a la autodeterminación de los pueblos indígenas

Por: María José Bello Navarro 1

En este texto propongo que hemos vivido, durante los últimos siete años en Chile, un despliegue, un repliegue y luego un desplazamiento de las zonas de protesta social. En el marco del mayo feminista de 2018, activado por estudiantes universitarias, comenzó el despliegue de una visualidad feminista mediante la presencia, en el espacio público urbano, de los cuerpos de mujeres como lugar simbólico-estético-político de rebeldía. Este despliegue se acentuó y masificó con el estallido social de octubre de 2019 (Pinto & Bello, 2022). Poco después, la pandemia suscitó un repliegue forzado de estas formas de activismo, que se han desplazado hoy hacia otros territorios y lugares de enunciación.

Para el análisis recupero el concepto de “zonas extractivas” de Gómez-Barris (2021), quien investiga y analiza la tensión entre extractivismo y defensa de la tierra en cinco territorios latinoamericanos ricos en biodiversidad y habitados por pueblos indígenas, como el pueblo Mapuche. Con la finalidad de tratar formas nuevas —interdisciplinarias y feministas— de activismo desde las artes audiovisuales, en este texto profundizo en la obra titulada Inmersión en la Mapu (2022-2025)de la cineasta Rosa Angelini.

Estallido social, feminismo y reivindicación Mapuche

La presencia de las mujeres en el espacio público, como agentes activadoras del cambio social, fue uno de los ejes que dinamizaron las movilizaciones de la revuelta popular chilena de octubre de 2019. Sus acciones estuvieron ligadas al uso de sus cuerpos como instrumentos de protesta, acción artística y liberación en los espacios públicos de Santiago y otras ciudades, como La Serena, Valparaíso, Concepción o Valdivia. Los relatos visuales y audiovisuales por parte de artistas y realizadoras fueron un elemento fundamental en este proceso de repensar(se) y actuar para desarrollar estéticas y estrategias narrativas que desestabilizaran el orden político patriarcal dominante. El rol de las redes sociales permitió lograr una articulación entre mujeres de distintas zonas geográficas para organizar y distribuir sus acciones de protesta en imágenes.

En el marco del estallido social, emergió un tipo de protesta que, desde lo simbólico, no sólo se constituía como feminista, sino también como una batalla cultural decolonial a través de la presencia masiva de banderas Mapuche o wenufoye (canelo del cielo) en las manifestaciones.

La wenufoye nació el año 1992 desde el Consejo de Todas las Tierras como un símbolo de autonomía, a 500 años de la llegada de Cristóbal Colón al continente. Otra de las banderas reconocidas del pueblo Mapuche es la Wüñelfe (lucero), la bandera azul con una estrella de ocho puntas, la cual Bernardo O’Higgins quiso plasmar en la bandera de la independencia chilena [Huenchumil, 2019].

Imagen 1: Fotografía capturada por Susana Hidalgo durante la marcha del viernes 25 de octubre de 2019, en Santiago.

El uso de la bandera por parte de personas no Mapuche en las protestas puede tener diversas lecturas; no obstante, quisiera centrarme en dos de ellas. En primer lugar, hay un reconocimiento e identificación con la lucha del pueblo Mapuche por sus territorios y su resistencia histórica frente a la represión y violencia policial en el Wallmapu (territorio ancestral Mapuche). En segundo lugar, destaco el rescate e identificación de las generaciones nuevas con la cosmovisión Mapuche y su forma respetuosa y espiritual de habitar la naturaleza, en contraposición al extractivismo capitalista.

Con relación a la focalización en algunas zonas extractivas de América Latina, como el alto Bío-Bío en Chile, Gómez-Barris se plantea las siguientes preguntas:

¿De qué manera las poblaciones nativas y afrodescendientes tienen perspectivas sobre el mundo natural que implican un involucramiento y un compromiso con él y no simplemente una toma de recursos? ¿Qué producción cultural e intelectual nos hace ver, oír e intimar con la tierra de otra manera? ¿Qué sabemos realmente sobre lo invisible, lo inanimado y las formas no humanas que subsisten creativamente al encuentro colonial? [Gómez-Barris, 2021, p. 20].

Propongo revelar la presencia de diversos proyectos audiovisuales experimentales de no ficción —la mayoría de ellos dirigidos o protagonizados por mujeres— que se han centrado, desde la postpandemia, en abrirnos la mirada a formas ancestrales de habitar como alternativa a la devastación ambiental. Se trata de formas de vida que estuvieron siempre allí, en la “periferia”, encarnadas por “minorías” que no se subieron al tren del “progreso” del neoliberalismo chileno. Estas miradas cinematográficas no se posicionan desde la victimización de dichas poblaciones, sino que proponen un rescate y enaltecimiento de sus formas de vida. Se produce, entonces, un desplazamiento de las formas creativas de activismo artístico desde los centros urbanos principales hacia zonas rurales del sur de Chile, que luego son llevadas a espacios de visionado nacionales e internacionales para promover una conciencia social y ambiental crítica. El despliegue mediático digital del estallido social se repliega con la pandemia y reemerge de otras formas, generando un conocimiento artístico que profundiza en el significado de los símbolos y las identidades del territorio chileno.

Imagen 2: Performance de Colectiva Feminista Chúcaras (2019), en Santiago.

La cultura ancestral Mapuche —Mapu: tierra, Che: gente— tiene una valoración profunda por el agua como un elemento vital, pero también como elemento sagrado. El agua (ko) es la savia de la Madre Tierra o Ñuke Mapu. Sus dimensiones espirituales y simbólicas son profundas. Podemos establecer cruces entre la visión ancestral del pueblo Mapuche y las teorías posthumanistas que relevan la agencia a lo no humano. Desde la cosmovisión Mapuche, el agua tiene su propio espíritu o Ngen-ko, que es un guardián de las aguas —lagos, ríos, vertientes y glaciares—, asociado también a la preservación de la vida y a la fertilidad.

El agua y la vida están hoy en peligro. Algunos territorios del sur de Chile, caracterizados por tener ríos caudalosos y zonas lluviosas, están hoy amenazados por los extractivismos (Gómez-Barris, 2021), además de tener dificultades para acceder al agua potable. La industria forestal de monocultivos, las salmoneras, las aguas servidas, los plásticos, los microplásticos y los períodos de sequía amenazan la pureza del recurso más preciado y, con ello, el destino de todas las formas de vida.

Inmersión en la Mapu (2022-2025), de Rosa Angelini

Rosa Angelini es una artista transdisciplinaria que explora los cruces entre música, realización audiovisual, performance y activismo. Inmersión en la Mapu es una experiencia audiovisual inmersiva que propone vivir un ritual de conciliación de nuestros cuerpos con la Madre Tierra por medio de la interdisciplina, combinando cine, música, animación 3D y performance. La directora propone esta experiencia como un viaje guiado por espíritus de la naturaleza hacia paisajes milenarios y salvajes. Consta de tres episodios ya estrenados, además de un cuarto por revelar a fines de 2025. La ritualidad Mapuche es un elemento narrativo fundamental de las propuestas desarrolladas por la cineasta, performativizada bajo su dirección por los artistas Mapuche que escoge como protagonistas de los relatos. Sus cortometrajes han sido difundidos en diversos espacios artísticos: cines, teatros, museos. Una de sus participaciones más relevantes fue aquélla en que presentó, en el Festival Internacional de la Imagen de Colombia de 2023, el primer episodio titulado Por la protección del bosque nativo.

En cuanto al formato de exhibición y la experiencia del visionado de Inmersión en la Mapu, Rosa Angelini (2025) enfatiza que no es un formato tradicional:

No es una sala convencional de cine —obviamente que en algún momento lo voy a terminar dando así—, pero ahora lucho por un formato inmersivo que es una gran videoinstalación, donde la gente está acostada, parada o sentada —como quieran estar— viendo las imágenes y sintiendo el sonido, y también interviniendo, porque nosotros tocamos en vivo, hay una bailarina Mapuche y un diseño de iluminación.

La obra audiovisualexperimental Inmersión en la mapu – Koneltu ti mapu mu nace de una búsqueda de crear conciencia sobre la importancia de lo femenino para el equilibrio medioambiental y social, además de la sabiduría de pueblos originarios como guardianes de la naturaleza y la preservación de los bosques nativos, los ríos y el agua. “Para mí, lo femenino no es sólo lo biológico. Es una energía ligada al cuidado, a la memoria, a la defensa de lo vivo”, afirma Angelini (2025).

La experiencia de Inmersión en la Mapu ha sido presentada en cines, museos y teatros para generar encuentros que combinen lo artístico con lo comunitario. Angelini destaca: “me interesa que la obra circule, que llegue a distintos públicos, que no se quede en el circuito elitista del arte, porque el agua nos concierne a todos”. Ese gesto democratizador es coherente con la dimensión política de su proyecto: utilizar el cine como herramienta de defensa de los territorios. En un contexto global de crisis climática y escasez hídrica, estas obras adquieren relevancia no sólo estética, sino ética y política. A propósito, señala Angelini (2023b):

Nos parecía relevante hacer un llamado a la protección del medio ambiente desde el respeto y la relación del mundo indígena con la naturaleza. Hay paisajes que muchos no han visto antes, prehistóricos, de bosque nativo. Y nos acercamos al relato de las ancestras, y también se encuentran seres de la mitología Mapuche femeninos, como el alma amiga de la machi, que la representamos como un cóndor hembra, y las ancestras muertas.

Las machis son figuras centrales en las comunidades Mapuche, donde desarrollan funciones de lideresas espirituales, además de curanderas y mediadoras entre el mundo natural y sobrenatural. Son quienes traspasan la sabiduría ancestral y resguardan la salud de sus comunidades con medicinas naturales.

El primer episodio de la obra, Por la protección del bosque nativo, relata la conexión profunda entre un incendio forestal ocurrido en 2015 en la zona conocida como “China Muerta”. Se trata de un hecho traumático sucedido seis décadas antes en la Araucanía andina: un acto de violencia patriarcal contra una mujer Mapuche que derivó en la imposición de un nombre peyorativo sobre ese territorio (China Muerta). Esta historia expone cómo la memoria del lugar se entrelaza con una resistencia histórica frente al patriarcado y al modelo extractivista, revelando el menosprecio continuo por parte de una cultura nacional hegemónica hacia los recursos sagrados que sustentan la vida y la espiritualidad del pueblo Mapuche.

Imagen 3: Fotograma de Por la protección del bosque nativo.

La segunda parte de Inmersión en la Mapu se titula: El universo del río y el agua. Este episodio se centra en la cuenca del río Truful Truful, un espacio sagrado y ceremonial para las comunidades Mapuche. Éste es el río al que acuden todas las machis del Wallmapu para el levantamiento del lawen (hierbas medicinales), elemento vital para la salud espiritual y física del territorio. La realizadora escoge esta locación debido a que la cuenca está amenazada por la instalación posible de una hidroeléctrica, condición que ha generado una fuerte movilización comunitaria en defensa del ecosistema y del equilibrio ancestral del agua.

Imagen 4: Fotograma de Por la protección del bosque nativo.

Particularmente, las obras de Angelini se nutren tanto de la cosmovisión Mapuche como de algunas teorías contemporáneas que reconocen la agencia de lo no humano. El agua, en este marco, no es un mero recurso natural o un paisaje decorativo, sino sujeto, memoria y espiritualidad.

Imagen 5: Fotograma de Por la protección del bosque nativo.

La tercera parte de la obra de Angelini es Glaciares, guardianes del equilibrio en la tierra (2024). Para la realizadora, es necesario poner el valor en el rol de los glaciares como guardianes primarios del equilibrio. Con ese propósito, explora su “relación simbiótica con el volcán, dos energías que entendemos como opuestas, el fuego y agua, que, sin embargo, conviven, y cuya armonía y co-regulación resulta ser fundamental para nuestra sobrevivencia y para la sostenibilidad de los ecosistemas” (Angelini, 2023b).

Imagen 6: Fotograma de Glaciares, guardianes del equilibrio en la tierra.

En Glaciares, guardianes del equilibrio en la tierra, la voz en off de Joel Maripil relata, en mapudungun, lo siguiente:

El agua recuerda su camino. Brota del deshielo por el calor acelerado en la atmósfera, un ciclo que se repite día a día. Memorias de un tiempo cuando el planeta estaba cubierto de hielo. Glaciar que equilibras la energía del volcán. Energía dual que converge, tus huellas del paso del frío y el calor de nieve y cenizas, de agua y fuego, como la luz y la oscuridad.

El agua, además de su potencia como recurso natural vital para la subsistencia de todas y todos, se revela como un elemento vivo, sagrado y relacional. A través del arte y la inmersión sensorial, se genera una experiencia transformadora que interpela a la audiencia no desde el discurso racional, sino desde aquél de los afectos. En un contexto de crisis ecológica global, estas obras se posicionan como actos poéticos que defienden el derecho a vivir en armonía con la naturaleza.

Imagen 7: Fotograma de Glaciares, guardianes del equilibrio en la tierra.

En la obra Inmersión en la Mapu, lo humano va desapareciendo progresivamente para dar paso a la monumentalidad de la Madre Tierra. Rosa comenta que, en el episodio primero, la presencia humana en pantalla es mayor y que, en el episodio tercero, desaparece casi por completo: 

La naturaleza es la inmensidad…no somos nada. Siento que eso busco transmitir en la obra: trato de trabajar esa inmensidad desde la solemnidad en los planos. Me gusta trabajar con planos secuencia, meterme en el lugar y extender la duración de los planos [Angelini, 2025].

El espíritu del volcán, el cuarto episodio de Inmersión en la Mapu que se encuentra actualmente en fase de postproducción, se estrenará a fines de 2025.

Referencias bibliográficas

  • Angelini, R. (2025). Entrevista de la autora con Rosa Angelini.
  • Angelini, R. (2023a). Inmersión en la Mapu. Disponible en: https://gam.cl/actividades/inmersion-en-la-mapu/
  • Angelini, R. (2023b). Nota sobre Inmersión en la Mapu en El Ciudadano (2023): Inmersión a la Mapu – Konetu ti mapu mu: Obra audiovisual es presentada en sala GAM. Disponible en: https://www.elciudadano.com/actualidad/inmersion-a-la-mapu-konetu-ti-mapu-mu-obra-audiovisual-es-presentada-en-sala-gam/12/04/
  • Gómez-Barris, M. (2021). La zona extractiva. Ecologías sociales y perspectivas decoloniales. Santiago: Metales Pesados.
  • Huenchumil, P. (27 de octubre de 2019). “El protagonismo de la bandera Mapuche en la gran marcha, un símbolo político de las protestas”. Interferencia. Disponible en: https://interferencia.cl/articulos/el-protagonismo-de-la-bandera-Mapuche-en-la-gran-marcha-un-simbolo-politico-de-las
  • Pinto, I. & M. Bello. (2022). “La revuelta performativa. Hacia una noción expandida de cuerpos e imágenes en el espacio público a partir del estallido social chileno”. Cuadernos De Música, Artes Visuales Y Artes Escénicas, 17 (1), pp. 192-219. Disponible en: https://doi.org/10.11144/javeriana.mavae17-1.rphn 

  1. Académica y gestora cultural. ↩︎

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